EMMA: ORGULLO DE XALAPA


Por Guillermo H. Zúñiga Martínez


Corría el año de 1988. El gobierno de don Fernando Gutiérrez Barrios había convertido las Direcciones en Secretarías y el que esto escribe trabajaba muy a gusto como Secretario de Educación y Delegado de la S.E.P., gracias al nombramiento que me expidió el maestro Jesús Reyes Heroles; ambos cargos permitieron iniciar la coordinación de los sistemas federal y estatal.


Un buen día, me citó a palacio el señor Gobernador para preguntar sobre mis posibilidades de triunfar como candidato del Partido Revolucionario Institucional a Presidente Municipal de Xalapa. Le comenté que me sentía muy bien pues había nacido en esta ciudad, donde tenía y tengo muchísimos amigos, conocidos y amplias relaciones sociales.


Al escuchar mis comentarios, expresó lo siguiente: “-Le ruego que pondere las condiciones políticas del municipio, analice la conveniencia, y cuando tenga una decisión me la comunique”.


Capté de inmediato que su interés radicaba en que la capital del Estado no se perdiera y fuera a caer en manos de la oposición, porque en esa época se dio el “boom” del nacimiento de movimientos de izquierda encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, originando una brutal escisión en las filas del tricolor. Platiqué con los representantes de los sectores y organizaciones sociales, con empresarios, líderes de colonias, agentes municipales, y cuando advertí que tenía aceptación y apoyo le comenté al gobernador que estaba listo para ir a la primera aventura electoral de mi vida, para lo cual aceptó mi renuncia al cargo con que me había honrado.


Cuando se inició al análisis de los que iban a integrar la planilla, solamente solicité una posición: la Sindicatura Primera y pensé en la Directora de la Facultad de Derecho, la distinguida Xalapeña Emma Rodríguez Cañada. Hablé con ella y le hice la propuesta.


La verdad, temí que no aceptara, pero le interesó y me dijo que sí, por lo que tuve el privilegio de compartir responsabilidades con dama tan apreciada durante tres años y un mes; así que me consta su honestidad, preparación jurídica y sociológica, la fineza de su carácter y honradez acrisolada, por lo que se convirtió en una funcionaria ejemplar dentro del ayuntamiento, cuya presencia y actuar le dio fortaleza, y su prestigio sobresalía de tal manera que la representante jurídica del gobierno municipal fue siempre una garantía de eficacia y de congruencia al servicio de la Atenas veracruzana.


Por otra parte, la destacada abogada fue la primera Presidenta Municipal por Ministerio de Ley y al quedar al frente del Ayuntamiento, todo marchó de manera espléndida porque hubo cooperación, respeto, armonía y se dejó sentir la mano tersa de una dama enérgica que sabe impartir justicia y valorar a personas y organizaciones, con especial sensibilidad para escoger sus amigos y ofrecer afecto a quienes lo merecen.


Recuerdo este pasaje de la vida de Emma Rodríguez Cañada porque el 22 de los corrientes recibió un homenaje bellísimo en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de nuestra Universidad Veracruzana y en ese acto, cuando hablaron de su trayectoria como maestra, servidora pública, integrante del poder judicial y como ser humano, todos los que la acompañamos apreciamos que el concepto es generalizado sobre una mujer que tiene enorme valía, que es confiable, inteligente, posee sentido del humor y un espíritu de rectitud encomiable.


En la ceremonia participó el Director de la Facultad de Derecho, Lorenzo Casarín, quien pronunció un discurso lleno de objetividad para resaltar el trabajo pedagógico que ha realizado doña Emma durante cuarenta años de ejercicio docente al servicio de la juventud.


El momento más emotivo fue cuando hizo uso de la palabra su hijo -mi amigo Paco Palacios-. Sin metáfora, sus palabras fueron tan vehementes y bellas que despertó lágrimas en muchísimas mujeres y amigos de Emma, que sintieron el mensaje impregnado de un gran amor y respeto para quien él llama “su jefa”.


La participación de Paco fue una revelación retórica, comentaba con mi esposa Guillermina.


También se apreciaba que Francisco Palacios Hernández, estaba lleno de júbilo y henchido de orgullo por el reconocimiento que hicieron a su señora esposa y compañera de su vida.


Cabe destacar que estuvieron presentes el señor Rector Raúl Arias Lovillo, el Dip. Eduardo Andrade Sánchez y el Magistrado Presidente Alberto Sosa Hernández, además de muchas amigas y amigos de esta mujer que ha dejado llena nuestra ciudad con la fragancia de sus virtudes. Felicidades, querida amiga y maestra.









IMPORTANCIA DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



Desde siempre, el Gobierno de la República ha sido apocado y tibio para fomentar la investigación científica y tecnológica. Las autoridades dan la impresión de no querer explorar la capacidad de los mexicanos, el innegable talento esclarecedor que fulgura entre ellos, como si dejarlos a un lado fuera motivo de orgullo o de justificación. La realidad nacional es triste en cuanto al abandono en que se tiene a las inteligencias superiores de México.

Fueron los Tratados de Bucareli, firmados en la época de Obregón (por cierto en un vagón de ferrocarril) los que registraron algunos compromisos del Gobierno Federal para no incursionar en áreas técnicas que tenían prioridad en los Estados Unidos; lo que estaba en juego era el reconocimiento oficial al Gobierno obregonista. Después de ese episodio, sucedieron muchos fenómenos de carácter sociopolítico que permitieron observar la enorme capacidad de los trabajadores nacionales.

Cuando se realizó la expropiación petrolera en 1938, los obreros se dieron a la tarea de investigar, aprender y atarearse para hacer que la empresa creada (PEMEX) funcionara para bien del país. Hasta la fecha, ni más ni menos ha sido la fuente fundamental de la economía, dado que las divisas que origina el oro negro son la base y el respaldo al crecimiento económico, ya que no nos hemos preocupado por encontrar nuevas formas de financiamiento que pudieran, en un momento dado, sustituir lo que significa el precio del crudo en nuestros días.

Es incuestionable entonces que los mexicanos, hombres y mujeres, son muy inteligentes y lo único que ha faltado es una política congruente que estimule, no tan sólo a los jóvenes como expresa Carlos Fuentes, sino a los niños, a los adolescentes y a la población abierta, porque en cualquier parte del México entrañable hay personas con capacidad innegable para sobresalir en los diversos campos de la tecnología, la ciencia, la investigación y la cultura.

Hace unos días el Instituto Veracruzano de Educación Superior convocó al Primer Concurso Estatal de Ciencia, Investigación y Desarrollo Tecnológico y lo hizo en colaboración con la Asociación de Centros de Estudios Particulares del Estado de Veracruz que coordina el Ing. Armando Notario Iparrea y con el Instituto de Ciencias Avanzadas, a cargo del Biólogo Omar Pensado Díaz.

El certamen fue muy bien recibido por diferentes centros de estudios y ciudadanos, al grado que se presentaron más de 40 proyectos.

La realidad es que hay trabajos demasiado importantes como son 3 que a continuación menciono: “Remoción de Compuestos Metálicos Mediante el Desarrollo de Membranas Híbridas Poliuretano-queratina extraídas de un Residuo Agroindustrial”, exhibido por Verónica Saucedo Rivalcoba, del Tecnológico Superior de Tierra Blanca; el “Diseño de Aprovechamiento de Residuos Agroindustriales en la Producción de Nanopartículas de Óxido de Silicio a partir de un Bioproceso de Vermicompostaje como Alternativa de Sustentabilidad en los Agrosistemas”, presentado por Adolfo M. Espíndola González, también del Tecnológico Superior de Tierra Blanca; y el “Proyecto de Control de Iluminación Vía Internet por Realidad Virtual (CIVI-RV)”, presentado por Jonathan Moctezuma Gómez y Daniel López Morales, ambos estudiantes del Instituto Tecnológico de Misantla.

Ante este panorama de creatividad, el siguiente paso que debe dar Veracruz, es seguir apoyando este tipo de encuentros de carácter técnico científico y escoger los que merezcan ser patentados, a fin de firmar convenios de colaboración con la iniciativa privada y otros sectores sociales, para efecto de que se industrialice la producción y se pongan al servicio del público.

Me parece desesperante cómo existen –sin ser aprovechados- proyectos y descubrimientos que pudieran tener gran utilidad para la industria, la agricultura, la ganadería, la medicina y otras áreas del conocimiento y actividad humanas. Es indispensable diseñar una política muy concreta para resaltar estas áreas, obtener y disfrutar la riqueza que es producto de la imaginación y capacidad de los veracruzanos.

Al dejar solos a los jóvenes y a los ciudadanos, lo que se produce, por cierto con la mayor facilidad, es la llamada fuga de cerebros, para que sean otros países -con más interés en la ciencia, la investigación y la tecnología- los que aprovechen la riqueza cognitiva de nuestros paisanos, porque es muy común que se critique su actitud cuando buscan nuevos horizontes para su desarrollo, pero si en su propia tierra les hacen el vacío, resulta perfectamente explicable su conducta.

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ILAMATLÁN Y LA EDUCACION SUPERIOR

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



El escenario era muy bello. El Presidente Municipal, Raúl Mendoza Martínez, solicitó la explanada de la escuela secundaria del lugar. Allí se encontraban hombres y mujeres provenientes de diferentes comunidades de Ilamatlán; todo se conjugaba para dar la impresión de un ambiente de fiesta cultural. El Director de la Licenciatura en Derecho y Coordinador de la de Contabilidad, hablaba emocionado por la presencia de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, que nace para ser del pueblo y para el pueblo, y señalaba que, a partir de aquel momento, esa población marginada, ubicada en los límites con el Estado de Hidalgo, va a tener nuevas inquietudes y preocupaciones de carácter cultural y técnico porque veintisiete alumnos se atrevieron a desafiar las dificultades y los pormenores que entraña el estudio asistido por sí mismos; es obvio que los asesores solidarios que impartirán cátedra están deseosos de hacerlo con las armas del conocimiento, pero lo fundamental -les expresaba a los integrantes de la colectividad estudiantil- será la autorresponsabilidad que demuestren todos los días para profundizar en su aprendizaje y alcanzar las metas que se han forjado.

Es realmente sorprendente observar, palpar y aquilatar el interés inusitado que demuestran indígenas por acceder a una institución de carácter superior porque, a decir verdad, no poseen los recursos económicos para desplazarse hasta los centros donde se hallan las instituciones forjadoras de profesionales dado que tendrían que trasladarse hacia Tulancingo o Pachuca, otros al Distrito Federal, y contar con holgura pecuniaria para llegar a Xalapa o a las ciudades donde pudieran lograr su formación, pues de lo contrario están destinados a permanecer en la ignorancia y el olvido.

Recuerdo muy bien los paisajes bucólicos que se aprecian en el trayecto de Naranjal hacia este municipio o, también, por el camino de Zontecomatlán para visitar la comunidad de Xoxojapa y llegar a estas alturas, donde las casas están ubicadas entre cerros sobresaliendo de los verdes que ofrecen sus pendientes, las cuales dificultan la agricultura tecnificada, por lo que tienen que hacer sacrificios inauditos para arrancar los productos a la madre tierra y vivir de su esfuerzo.

Cuando concluyó la ceremonia, me comunicó el Alcalde que se iba a servir zacahuil para todos los invitados y que no me moviera del lugar que me habían asignado porque allí mismo procederíamos a degustarlo, así lo hicimos porque realmente lo preparan muy sabroso; frente a mis ojos estaban las pequeñas chozas de los habitantes de Ilamatlán, desperdigados, hiriendo los cerros para poder sentar las bases de sus hogares, y se me ocurrió preguntarle cómo le hacían para obtener agua y la respuesta fue contundente: “-Tienen que buscarla en algún nacimiento lejano o en depósitos de agua pluvial, porque desde hace tiempo esta cabecera municipal carece de tan indispensable líquido”. Al inquirirle sobre las dificultades que confrontaban para dotar a la población de la que requiere, me dijo que era un problema de sesenta millones de pesos, que es lo que solicita la Comisión Federal de Electricidad para instalar una nueva línea con la suficiente potencia para bombearla y que posiblemente para el mes de mayo esté concluido el proyecto, para lo cual tiene que buscar la manera de financiarlo a fin de hacer la vida menos difícil en esa hermosa comunidad. Éstos son los proyectos que deberían tener un generoso apoyo por múltiples motivos y el principal de ellos, por la salud del pueblo.

Al dirigirme a los alumnos tuve la oportunidad de improvisar una clase durante el acto y da gusto la manera, la forma en que responden con gran claridad ante las materias que se les están impartiendo; las respuestas que recibí de todos ellos las llevo grabadas en mi memoria.

Al preguntarles si se sentían capaces de subir los peldaños que representa el reencuentro con el conocimiento, plenos de entusiasmo y en coro expresaron: “¡Somos inteligentes, somos capaces y vamos a demostrarlo cuantas veces sea necesario!”, razones por las cuales la nueva Universidad Popular Autónoma de Veracruz, creada por el doctor Javier Duarte de Ochoa, está destinada a ser un medio formidable para culturizar a los habitantes de las poblaciones más marginadas de la entidad.

En el acto de referencia sobresalieron las intervenciones de José Antonio Cifuentes Rocha, Arturo Pérez Pérez y el mensaje de un viejo amigo mío, Melesio Hernández Martínez; por los alumnos, con transparencia y sencillez, se manifestó Antonia del Ángel Hernández, quien reflejaba gran satisfacción por estas nuevas oportunidades que se están brindando para que transformen su existencia.

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EL FIN DE UNA ERA

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



Me invitaron -la semana pasada- a comentar un nuevo libro de Alfredo Bielma Villanueva, titulado “El fin de una era: De la hegemonía a la oposición”. Lo leí con gusto porque esta edición de El Colegio de Veracruz no tan sólo me recuerda otras obras con el mismo tema como las de Vicente Fuentes Díaz y Miguel Osorio Marbán, o la colectiva que publicó el Partido Revolucionario Institucional para dar a conocer los orígenes y desarrollo de un instituto político que, a pesar de todas las críticas, fue y es instrumento de superación y prosperidad nacionales, así como también factor principal de los matices democráticos que registra nuestro país.

Me agrada mucho la intensidad de la investigación del autor, porque analiza las circunstancias que motivaron los movimientos reivindicatorios encabezados por Francisco I. Madero y Carranza, así como las distintas corrientes ideológicas y sus protagonistas; da cuenta en forma sucinta sobre lo que realizaron revolucionarios que todo mexicano debe llevar en la memoria como lo fueron Francisco Villa, Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, y los episodios magníficos que se vivieron, por ejemplo, durante la Presidencia que ocupó temporalmente el destacado abogado tamaulipeco Emilio Portes Gil porque en ese lapso tan corto se otorgó la autonomía a la Universidad Nacional de México, se acordaron las condiciones para la pacificación del país y se hizo una gran labor política que permitió posteriormente avanzar bajo el mando del maximato encarnado en la personalidad de Plutarco Elías Calles.

También hace un balance muy singular sobre el régimen del General Lázaro Cárdenas del Rio, sin dejar inadvertidos los sucesos que tuvieron lugar durante los períodos de Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez. Abunda sobre el nacimiento del Partido Nacional Revolucionario, da a conocer los pormenores del surgimiento y estudia las circunstancias de carácter nacional que se identificaban abiertamente con la presencia de caudillos, caciques y hombres poderosos en cada uno de los Estados de la Federación, así como del dinamismo de organismos políticos que luchaban desordenadamente por alcanzar el poder.

Para mí, lo más importante es el sereno y concienzudo estudio que hace sobre los distintos contextos en que se desarrollaron procesos electorales de carácter local y sus valoraciones sobre gobernantes como Fernando López Arias, Rafael Murillo Vidal, Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios y Patricio Chirinos, porque de ello se desprenden datos muy valiosos debido a la presencia de decisiones equivocadas o determinaciones políticas que llevaron al triunfo o al fracaso al partido tricolor, y narra cómo muchos personajes -que aún viven- practicaron de manera abierta el trapecismo político, unos con red y otros sin ella, pero son ejemplo de lo que ahora se conoce como pluralidad o descaro políticos.

Traicionar al partido en el que se milita, se cree que a veces purifica, que borra todos y cada uno de los errores cometidos en el ejercicio del poder, la sociedad misma acepta que quienes en un tiempo defendieron la Declaración de Principios del Institucional, ahora exageren sus elogios a favor de otras tesis políticas y, obviamente, este libro registra el nacimiento, desarrollo y desaparición de partidos políticos en Veracruz y adjetiviza a muchos actores que cuando no obtuvieron el favor o la comprensión de los gobernantes en turno, no dudaron en improvisar partidos como fueron el PAC en Coatzacoalcos con Francisco Kin Hernández, el partido liberal pozarricense o la militancia momentánea de Raúl Pazzi en el PPS en Pánuco o de Tremari en Papantla, mismos que alcanzaron el poder derrotando abiertamente a un priismo anquilosado, obsoleto, dividido y que se negaba a modernizarse.

Por otra parte, Bielma nos habla de los diputados de partido creados con base en la reforma constitucional de 1963, durante el régimen de don Adolfo López Mateos; hace un balance del principio de representación proporcional que se aceptó en el año de 1977, siendo Secretario de Gobernación don Jesús Reyes Heroles, quien tenía colaboradores que muchos hemos conocido, como José Luis Lamadrid, Gabino Fraga, Mario Vargas Saldaña, José Lima Cobos y otros que participaron en el diseño de la LOPPE, así como también se ocupa del Tribunal Federal Electoral, datos fehacientes de que el PRI siempre ha estado atento a responder a las inquietudes ciudadanas.

Manifiesto mi acuerdo pleno con las palabras de José Francisco Yunes Zorrilla cuando en el prólogo señala que El Fin de una Era “producirá importantes elementos de juicio para entender un lapso de nuestra historia relacionada con las bases públicas que explican el México contemporáneo, a través del análisis electoral de los municipios veracruzanos”.

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