DEMOCRACIA ECOLÓGICA

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



He insistido desde hace varios lustros en la necesidad de cuidar nuestros recursos naturales; el tema parece manido y trivial, pero no es así, porque representa la vida misma. Los seres humanos habitamos una sola casa, no tenemos otra y hemos tardado demasiado en comprender que la posesión de nuestro entorno nos obliga a conservarlo.

Muchos, diría demasiados, carecen de este conocimiento y también de conciencia acerca de los problemas que se están engendrando, debido a que le dan más importancia a los negocios y al enriquecimiento rápido que a la necesidad de proteger, en verdad, la naturaleza.

Todos los días nos enteramos de cuántas barbaridades comete la humanidad en contra de sí misma; en algunas partes el equilibrio ecológico está roto, deteriorado y presenta síntomas de descomposición que alarman a la ciencia y a la razón, principalmente a los investigadores que descubren los daños que se están perpetrando.

Lo peor de todo es que los diferentes gobiernos, entiéndase los distintos ámbitos de autoridad, saben lo que está pasando, están advertidos de las costumbres nocivas y el ejercicio cotidiano que lesiona al ecosistema y lastima a nuestra propia morada; saben quién o quienes contaminan, están al tanto de las descargas criminales que van a dar a los lechos de los ríos y matan miles de especies; consienten que, en aras de crear empleos y mantener las plantas productivas, se afecte cada instante nuestra biósfera; existen complicidades que dan al traste con lo que queda y todavía puede salvarse.

Con seriedad deben verse estos asuntos; no es prudente que jerarquías irresponsables actúen en el presente para sentirse grandes ante la historia, cuando sus actos son los que provocan funestas condiciones, enemigas de los ambientes sanos para la convivencia humana; hace falta obedecer las disposiciones normativas en los aspectos que enmarcan acciones de carácter ecológico, porque no es lo mismo, por ejemplo, con una sola firma autorizar un fraccionamiento que exigir las áreas verdes necesarias, las de equipamiento, aquellas que deben garantizar inteligentes vías de comunicación y principalmente lo que se conoce con el nombre de servicios.

No se ha logrado entender que es importante procurar la creación de empleos, pero no a costa de lo que sea, porque esas acciones podrían provocar repercusiones nefastas para miles de familias; como muestra de éstas, allí tiene usted el desarrollo de Xalapa 2000, construcciones que ahora dan pena, porque se hicieron bajo la conducción de políticos ignorantes que en un momento dado pensaron que lo sabían todo y que sus determinaciones serían registradas con admiración por la memoria popular, cuando ahora se escuchan las quejas de los vecinos que, arrepentidos, tienen la necesidad de seguir utilizando esos departamentos, cuya construcción fue ordenada por un gobernador substituto.

El otro asunto que no se debe esconder es la diaria contaminación proveniente de empresas que, efectivamente, dan empleo a miles de personas pero que dañan, perjudican seriamente la ecología. Lo conveniente sería armonizar los intereses, porque algunos son de carácter meramente económico, que son los que se dan cuando un grupo de personas se benefician de una actividad comercial, pero al recibir las ganancias, dejan de evaluar las acciones que emprendieron para causar males insospechados a nuestros recursos naturales.

De acuerdo con estudios recientes, no tardará más de diez años cuando los efectos se sientan con mayor fuerza en diferentes partes del mundo; lo trascendente consistiría en que ya quedaran atrás las tareas que quitan tiempo, que entorpecen el progreso y que se consiguiera dar el efecto de la unión tan necesaria para que cada quien pusiera lo que le corresponde a fin de salvaguardar nuestro ambiente y darle a la naturaleza el respeto que merece, porque si no lo hacemos desde ahora los que sufrirán serán nuestros hijos.

Todavía es tiempo, pero el esfuerzo exige sacrificio de todos. ¿Estaremos dispuestos a realizarlo hermanados en un auténtico ideal?

De nosotros depende la respuesta, pero es necesario que algún líder encabece esta cruzada permanente por la salud de nuestro medio y por el cuidado sin descanso de nuestra única casa: la tierra.

Para muchos esta advertencia no tendrá importancia, para otros sí; lo significativo es que sin excepción alguna coincidiéramos para emprender acciones que conduzcan hacia la protección real de la riqueza natural que pertenece a todos. No debemos disipar el patrimonio con excesos.

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¿Y LA IDENTIFICACIÓN NACIONAL?
Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



En los días que corren, se ha tratado de popularizar lo que técnicamente se denomina “enfoque por competencias”. Cuando se recurre a la explicación de qué debe entenderse por ese término, sucede lo mismo que al buscar el significado de educación holística; tanto uno como otro se identifican plenamente con lo que los pedagogos de principios del siglo XX llamaron el desarrollo integral de las facultades del ser humano.

La palabra competencia, que más bien se relaciona popularmente con los aspectos deportivos, no existe en el artículo 3º.constitucional y tampoco ha penetrado de manera directa en los planes y programas de estudios que tienen plena vigencia en nuestros días. Espero que estas tendencias no corran la misma suerte que otros intentos de modificar las líneas filosóficas de la educación mexicana porque después, al enfrentarse a la realidad, se pierde demasiado tiempo y no se encuentran las soluciones a los problemas teóricos y pragmáticos de la educación nacional.

Hace tres décadas, un grupo de estudiosos del lenguaje empezaron a familiarizarse con lo que los franceses denominaron la gramática estructural. Se deslumbraron y creyeron que era la panacea para orientar a las nuevas generaciones sobre una terminología que estimulaba la reflexión y el interés por el dominio del idioma. Sorpresa mayúscula se llevaron porque -y esto lo digo con sinceridad-, los términos núcleo, fonemas, gramemas, etc., jamás los he escuchado en el manejo popular o como conocimiento y destreza entre los alumnos ni, mucho menos, adheridas a las generaciones adultas; para mí fue un fracaso total ese afán que consumió horas y horas entre los mentores para tratar de cumplir con esas disposiciones oficiales que enturbiaron, desviaron y llevaron al descalabro esos impulsos innovadores.

Siempre me ha parecido importante basar nuestro desarrollo educacional en las concepciones de los propios mexicanos y procurar localizar, identificar o descubrir otras formas de atender a quienes necesitan cultivarse con plenitud desde el hogar y obviamente en las aulas, para lo cual es indispensable fomentar la investigación, el diálogo, el intercambio de ideas y escuchar a aquellos que, con especialización sobre estos temas, tienen algo que decir, para que fuera una aportación mexicana hacia el exterior y nos sintamos orgullosos de la capacidad e inteligencia de nuestros connacionales. Tal parece que estamos destinados a ser intermediarios y a repercutir entre las comunidades de educadores lo que pedagogos de diferentes latitudes hacen, dicen, escriben, porque nosotros como nación no hemos sido capaces de emprender la gran tarea que nos lleve hacia una educación genuinamente mexicana.

Para abundar en lo anterior, todavía estamos recordando a pedagogos que han trazado rutas en los diferentes tópicos educativos y en eso disponemos de la oportunidad y el esfuerzo para interpretar, asimilar y aplicar lo que otros nos han dicho u orientado. Tiene mucho tiempo que no se llevan a cabo congresos nacionales para discutir y encontrar las soluciones pertinentes a esos problemas; lo que se observa son esfuerzos aislados, incoherentes, que no permiten cohesionar una verdadera doctrina que mereciera lucirse en el concierto nacional y lograra identificarnos como país creativo.

De las pocas medidas trascendentales que se han dado en México y que son ejemplo en los países de América Latina, porque hasta cierto punto anhelarían hacer lo que promovió el señor presidente Adolfo López Mateos y el poeta educador Jaime Torres Bodet, descuella la brillante propuesta y su realización innegable, de la edición de libros para uniformar el aprendizaje en la escuela y dar a los educandos el inicio de lo que representa en millones de hogares la única biblioteca que se tiene, basada en los Libros de Texto Gratuitos. Esta aportación mexicana, que tantos beneficios ha derramado en la república, ahora algunas personas que desconocen su significado y trascendencia se atreven a proponer que desaparezcan para, en su lugar, lanzar sus contenidos por internet, como si todos los niños indígenas, campesinos y marginados tuvieran acceso a esta herramienta de la tecnología moderna.

Es inaudito que un hombre culto y magnifico conductor, dueño de ideas brillantes como lo es Pedro Ferriz de Con, se atreva a proponer que ya basta de editar libros de texto gratuitos sin imaginar tan siquiera las repercusiones que una medida política de esta naturaleza acarrearía. Lo más lógico sería que, primero, niños y jóvenes poseyeran un procesador de datos y, además, que recibieran el servicio de Internet en forma gratuita.

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ALIANZAS CON OPROBIO

Guillermo H. Zúñiga Martínez




De acuerdo con la Ley, las alianzas son procedentes. Cada coalición deberá acompañar la plataforma electoral, y en su caso, el programa de gobierno que sostendrá su candidato a gobernador, así como los documentos en que conste la aprobación por los órganos partidistas correspondientes. Luego entonces, es un mayúsculo error histórico el que ha cometido el Partido Acción Nacional junto con el de la Revolución Democrática y el Partido del Trabajo, porque el ciudadano común y corriente registra que los ideales que lo inspiran para pertenecer a un instituto político podrían vulnerarse ante una mescolanza de ideologías e intereses.

Desde la época de Montesquieu, es criterio sostenido que cuando se da una alianza enrarecida entre quienes proponen diferentes formas de gobernar y distintos esquemas en su ejercicio, está destinada al fracaso como seguramente lo veremos con esas monstruosas uniones entre un partido de derecha y otros de izquierda que al hacerlo se desdibujan y casi desaparecen. Cuánta razón tenía el autor de “Del Espíritu de las Leyes”, cuando expresa que: “Cuando la virtud deja de existir, la ambición entra en los corazones capaces de recibirla y la codicia se apodera de todos los demás”.

Los mexicanos, desde siempre, están divididos por las ideas; esas diferencias se pueden encontrar en su actitud, por ejemplo, frente al artículo 3º. Constitucional, dado que mientras los reaccionarios proponen la enseñanza religiosa en las escuelas, los de izquierda proclaman un carácter racional y científico en el contenido de las asignaturas; también han transitado por caminos diferentes respecto de los postulados del artículo 27 Constitucional: para los conservadores debe desaparecer, derogarse o transformarlo con el afán de que el gran capital nacional o el internacional intervengan en la explotación y aprovechamiento de nuestros pobres recursos naturales; tampoco debemos olvidar que tienen divergencias muy marcadas sobre el artículo 123, que se refiere a las condiciones de trabajo.

Sin titubear, se puede afirmar que los programas de acción de cada partido político conservan diferencias abismales, razón por la cual se ha creado el régimen de partidos. Por una parte, el P.A.N. deja de ser aquella ilusión que se forjaron sus fundadores desde 1939 y que consistía en buscar el bien común y la decencia en el ejercicio público; ideas y propuestas nacionales que se acaban de derrumbar de manera estrepitosa cuando un joven sin experiencia y sólo guiado por la ambición piensa que el Gobierno Federal puede proseguir en manos de panistas si se desbanca a los gobiernos estatales como los de Hidalgo y Oaxaca -gobernados por militantes del PRI-, al costo que sea; ésa es una pifia trascendente porque nadie puede asegurar que los odios encontrados entre derechistas e izquierdistas logren coincidir en una simple proposición que pudiera expresarse de esta manera: “Vamos a unirnos con la única finalidad de que el PRI ya no siga gobernando y después, cuando surjan los problemas, trataremos de solucionarlos”. Habrase visto tanta mezquindad, avaricia, ambición y ausencia de principios, que son los aspectos que se desprenden de estas falsas ligas que encarnan mensajes de desesperación y oportunismo.

Los “arreglos” entre estos partidos sin coincidencias importantes en sus programas, o para mejor expresarlo, entre sus menguados dirigentes, dan vergüenza porque para el PRD Felipe Calderón es espurio, lo han acusado de robarse y asaltar la Presidencia; cómo imaginar ahora que se abrazan como si fueran realmente hermanos de lucha; para hablar en forma directa, son hipócritas, ambiciosos y sin valores.

La descomposición política en México está a la vista de todos. El desprestigio brutal de los partidos va exhibiéndose como bola de nieve para sembrar desesperanzas y ausencia de convicción y de lucha.

Sólo falta declarar que en México no existen la derecha ni la izquierda, porque se han fusionado, esperan únicamente el acta de defunción que certifique su muerte prematura a causa de sus ambiciones por lograr la administración pública.

Para citar nombres: Gabino Cué era priista y ahora es perredista, panista y petista, más lo que se acumule; quién le puede creer, cómo confiarle la dirección de una sociedad, cuando lo primero que debe hacer es respetar los intereses de sus supuestos aliados. Por otra parte, qué tristeza causa la sonrisa de una mujer que parecía digna de admiración, me refiero a Xóchitl Gálvez, que hoy se deja acariciar por afanes extraños, lo cual la convierte en una mujer que practica la felonía para alcanzar una posición gubernamental. Trocó sus límpidos propósitos en una vulgar codicia.

El poder jamás debe estar por encima de las convicciones, de los valores y mucho menos de los principios.

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LA FIESTA DE LA PALABRA

Guillermo H. Zúñiga Martínez


Existen reuniones de personas que son realmente inolvidables. Las conversaciones entre seres talentosos, cuando se dan en un marco de camaradería resultan francamente estupendas. En mi oportunidad, dije públicamente que era una fiesta cultural, porque ¡qué experiencia tan grata fue escuchar a quienes han sido brillantes tribunos que honran el verbo y la verdad! Para que sea claro en esta exposición, me refiero al desayuno ofrecido el 23 de febrero por el licenciado Francisco Ealy Ortiz Garza en la ciudad de México.

Estoy pensando en las participaciones de Porfirio Muñoz Ledo, quien empezó a concursar a los 17 años y que, de manera esplendente, expuso con lenguaje directo lo ventajoso que resulta la preparación para comunicarse con los demás y la trascendencia de los certámenes que desde 1926 ha organizado el periódico El Universal, al estimar que es muy importante continuar invitando a la juventud para que dé a conocer sus ideas y concepciones sobre los fenómenos sociales, políticos y económicos del México contemporáneo. Acto seguido, pudimos apreciar el verbo limpio y la palabra grata del Lic. Enrique Soto Izquierdo, campeón nacional e internacional de oratoria en 1957, quien realizó una síntesis sobre la responsabilidad de manifestarse en público a través de la expresión oral, porque han sido las ideas las que originan una manera de ser y la conducción de los pueblos. Al saborear su intervención recordé que siendo él muy joven tradujo al inglés la Constitución General de la República. También tomó parte el veracruzano Fernando Córdoba Lobo, dueño de vastos conocimientos e indudable elegancia en la expresión; me agradó que haya recordado al maestro José Muñoz Cota y las conversaciones que sostuvo con uno de los tribunos más connotados del siglo XX, como lo fue el maestro Alejandro Gómez Arias.

En esa ronda atendimos al vibrante tono de Arturo Santillana Santillana, a quien tuve el privilegio de aplaudir en el año 1959, cuando se celebró el certamen nacional de oratoria en el viejo Teatro Lerdo, ya desaparecido, en la ciudad de Xalapa. Arturo, neurocirujano de profesión, demostraba su alegría al enterarse de que volverán esas lizas que darán marco a miles de jóvenes para exponer su forma de pensar. Asimismo, manifestó su satisfacción Óscar Moguel, quien es invidente pero con una inteligencia extraordinaria, a grado tal que logró ser campeón nacional en 1968, cuando contaba 17 años de edad.

Después tocó el turno a un elocuente orador, ahora prestigiado jurisconsulto, como lo es Ernesto Santillana Santillana, quien triunfó en su tierra natal, Puebla, en 1967. Para sorpresa de todos, también explicó sus conceptos el distinguido intelectual oaxaqueño Genaro Vázquez Colmenares, quien derrotó en un encuentro nacional a Porfirio Muñoz Ledo, en 1952.

Captó también nuestro interés el ex Gobernador nayarita, Celso Humberto Delgado, quien se coronó de manera indubitable en el teatro Degollado, en Guadalajara, el año 1964. Celso propuso una idea aceptable: hacer participar en una justa de esta naturaleza a los mexicanos que radican en Estados Unidos porque interesaría a la nación enterarse de las experiencias de quienes tuvieron, como millones, la necesidad de salir del país para abrirse paso en otro pueblo; el propósito es que los inmigrantes estén representados en el próximo Concurso Nacional de Oratoria que se anunció el pasado cuatro de marzo, ante la presencia del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, la titular de CONACULTA y representantes de la Secretaría de Educación Pública, UNAM, ANUIES y del Instituto Politécnico Nacional.

Cuando me correspondió hacer uso de la voz, lo que transmití fue el enorme gusto de escuchar a connacionales sobresalientes en el campo del estudio, la investigación y la cultura, que han cultivado, y lo siguen haciendo con denuedo, el arte del buen decir, y al reconocer la calidad de sus intervenciones, me sentí satisfecho de que en México existan personalidades que pueden transmitir, comunicar con sapiencia sus posiciones respecto de la situación en que vive la sociedad de nuestros días.

Una de las innovaciones que tendrá la nueva justa anunciada, consiste en que se va a premiar la elocuencia pero también la capacidad de las nuevas generaciones en el debate público.

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EL IVE EN OAXACA


Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



Existen proyectos educativos que de manera natural se van desarrollando y multiplicando en forma exponencial. Gratísima sorpresa fue dialogar con 420 estudiantes a la orilla del pacífico, enfrente de las playas tranquilas y candorosas que se localizan allá, en Puerto Escondido, Oaxaca.

Las características de aquella entidad, en cuanto a rezago cultural, son muy semejantes a las que tiene Veracruz, porque cuando consulté a la asamblea si me permitía formular algunas preguntas se manifestó positivamente y con mesura interrogué: “¿Están presentes aquí madres de familia?” la respuesta fue inmediata: el 90% de la audiencia tiene responsabilidades en el hogar y el mensaje que transmite es un deseo innato e inagotable de superarse no tan sólo para ser mejores en lo personal, sino para abrevar sabiduría que les posibilite un diálogo más sencillo y asequible con sus vástagos; además, tener la posibilidad de prosperar en las tareas que realizan para lograr ser promotoras de su propio desarrollo.

En el caso de los varones fue el mismo resultado: los estudiantes son trabajadores a la vez, personas que por razones diversas y muy comprensibles no tuvieron la dicha de aprovechar oportunidades para estudiar en las instituciones tradicionales, lo que les exigió entregarse a las actividades productivas para responder con prioridad a los reclamos de su familia y de la sociedad. Al expresarse me dijeron que el subsistema que Veracruz alienta con singular convicción, tiene aceptación plena en la tierra que vio nacer a Benito Juárez, porque la preparación y el conocimiento no admiten barreras ni limitación alguna, más que aquélla identificada con la falta de voluntad para encontrar nuevas satisfacciones y ventajas para, sin hipérbole, transformar su propia existencia.

Con gran gusto recibí la petición unánime de fundar en aquella entidad no tan sólo una maestría sino varias, porque existen quienes no encuentran la senda que los conduzca hacia una preparación segura y redituable en su vida profesional; sin discusión, se autorizó al coordinador del IVE, Mtro. Francisco Caballero Vázquez, para promover las carreras y considero que se realicen en pocas semanas, por el apetito que se nota en los oaxaqueños, para escalar peldaños hacia los nuevos campos de la ciencia y la tecnología.

A fuerza de ser sincero, manifiesto que Veracruz no ha promovido en otras entidades el subsistema educativo del IVE, institución destinada a atender las demandas urgentes en materia de educación media-superior y superior. Han sido personas interesadas en esparcir la cultura las que han solicitado que se haga presente en otras latitudes y la actitud natural es tener respuestas afirmativas porque la educación constituye un valor universal, una actividad propia, exclusiva del hombre, y la que ofrece el I.V.E. posee características que facilitan la preparación de hombres y mujeres, puede aplicarse en cualquier parte donde existan reclamos de esta índole; lo más conveniente es hacerlo, y con mucha mayor razón, cuando las acciones se acompañan de calidad y pertinencia.

En consecuencia estamos de plácemes, extrañamente no por el éxito de una modalidad basada en el aprendizaje autónomo y en la voluntad del hombre como expresión de superación y perfectibilidad; la verdad es que nuestra satisfacción tiene su fundamento en que más y más personas demuestran interés en conquistar por sí mismas el conocimiento, lo que hace de aquélla una fortaleza que se va expandiendo para beneficio de los mexicanos que cada día están dictando lecciones cívicas de cómo se puede ser parte productiva de la sociedad.

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