IMITACIONES POSITIVAS

Por  Guillermo H. Zúñiga Martínez

                Ignoro quién o quiénes informaron al Presidente Felipe Calderón Hinojosa lo que, gracias a la generosidad y apoyo del Gobernador Javier Duarte de Ochoa, se hizo aquí en Veracruz en materia educativa: el primer acto de gobierno de nuestro mandatario estatal estribó en entregar a los Diputados el Decreto a través del cual creó la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

El proyecto del Gobernador tiene características muy propias. Es una universidad del pueblo y en beneficio del pueblo; tiene la fuerza y la conciencia de servir a los que menos saben y a los que habitan en zonas marginadas. Para sorpresa de muchísimos veracruzanos, la semana pasada el C. Presidente de la República, carente de contexto y como una acción aislada de su gobierno, anuncia que creará “la Universidad Abierta y a Distancia de México que atenderá a grupos sin acceso a servicios escolarizados”.

Si se estudia con cuidado esta disposición jurídica, es fácil advertir que se trata de una acción similar a la que se hizo en la entidad, porque la norma federal tiene el propósito de responder a la demanda de los mexicanos en educación superior  y la coloca como un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaria de Educación Pública.

Es realmente asombroso que a nivel federal los abogados que rodean al Presidente otorguen a ese órgano desconcentrado autonomía técnica, académica y de gestión porque debió planearse, entonces, como organismo descentralizado.

Por otra parte, la institución en ciernes ofrecerá servicios educativos de tipo superior en la modalidad no escolarizada, mediante la utilización de las nuevas tecnologías y la comunicación, respaldados en redes de conocimiento y administrativas cuyas características serán flexibilidad, calidad y pertinencia.

                Es oportuno reconocer que el citado Decreto, ya elaborado, se envió a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria para su estudio, lo cual es correcto porque esa autoridad analiza y dictamina las regulaciones que pretenden emitir las dependencias del gobierno federal, a fin de garantizar que su impacto, en términos de beneficios sociales, sean mayores a sus costos. El organismo que se anuncia registra estas características: sus acciones se enfocarán a factores de edad, laborales, residencia, económicos y sociales o cualquier otro, exactamente lo que hace la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

                En su fundamentación, el Presidente Calderón observa que con las tecnologías de la información pueden impulsar nuevas modalidades no escolarizadas para la impartición de clases en el nivel superior y que, además, es necesario garantizar accesibilidad y equidad en esa materia.

                La Universidad que creará  el C. Presidente de la República, expedirá certificados, títulos y grados académicos, así como constancias y diplomas a quienes hayan concluido estudios conforme a sus planes y programas.

                Los representantes  del organismo estarán obligados a reflexionar sobre la creación de sistemas de apoyo a estudiantes de escasos recursos económicos que cumplan con los requisitos que se exigirán. También dispondrán de facultades para celebrar convenios y acuerdos con otras instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras.

                En otras palabras, sus funciones son semejantes a las de la nueva universidad que acaba de surgir en Veracruz, lo cual es motivo de satisfacción, y se espera que sus actividades tengan la misma visión y sensibilidad que le ha impreso el gobernador de la entidad porque al ordenar el surgimiento de la institución estatal lo hace con un extraordinario sentido social y con el deseo ferviente de educar a sus gobernados.

                Lo deseable es que no se vayan a basar en la enciclomedia, que fue un auténtico fracaso  en el gobierno del Presidente que la historia registra como el más ignorante que ha habido y que se llama Vicente Fox, o en los acuerdos que firmó Josefina Vázquez Mota -cuando ocupó brevemente la Secretaria de Educación Pública-, con universidades españolas precisamente en las fechas en que se celebrara el Bicentenario de la Independencia Nacional, seguramente para enfatizar la dependencia cultural de nuestros días.

                Estos proyectos educativos deberían ser consensuados, originarse como producto de talleres y seminarios o congresos, para efecto de que tuvieran una verdadera justificación, porque es un contrasentido crearlos, cuando de antemano están descalificando el triste papel que, como Secretario de Educación, viene realizando Alonso Lujambio, quien no ha podido dar los resultados que merece este país en materia de difusión cultural en beneficio del pueblo.