AZORÍN Y SU MENSAJE

 

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez

 

 

            Con el propósito de obsequiarme un libro, el estimado maestro Miguel Ferrando Valenzuela me hizo saber que Publilio Ciro, poeta latino conocido popularmente por las sentencias que sembraba en boca de sus personajes, escribió una nota que, a juicio del profesor, es toda una enseñanza moral: “quien pierde la confianza, no puede perder más”. Con estas expresiones esperaba mi respuesta a una petición formal que consistía en ingresar al servicio educativo.

 

                El presente consistió en poner en mis manos la quinta edición del libro titulado El Político, que había publicado la colección Austral, Espasa-Calpe Mexicana S. A., y efectivamente, el trabajo literario de José Martínez Ruiz contiene consideraciones sobre la administración pública y su dirección, porque el nacido en Mónovar en 1873 reflexionó con amplitud sobre las características de los hombres públicos. Esta obra es recomendada para quien desee tener conciencia de lo que es un político valioso e integral. La primera condición de un hombre de estado es la fortaleza, razón por la cual su cuerpo debe ser sano y fuerte, y tiene que recibir a personas, escucharlas, conversar con ellas, leer correspondencia, contestarla, practicar la oratoria, valorar el estado administrativo del gobierno y también ser crítico y mañanero.

 

                Azorín, como se le conoce en los medios literarios, perteneció a la generación del ‘98, integrada por Baroja, Valle Inclán y Unamuno, entre otros. Afirma que el hombre social debe saber vestir, tener presentación adecuada ante el pueblo, que no busque elegancia sino estar bien arropado, guardar simplicidad con limpieza. No andar con perfumes y olores para sorprender a las damas, sino ser natural, saber callar y expresar sus juicios con precisión para que los entienda la población.

 

                Un político excelente admira a sus gobernados, aprecia el arte, la música, obviamente la pintura; debe ser prudente en los agasajos y las fiestas, pero compartir con todos sus conocimientos técnicos; en consecuencia, el autor de El Político señala que el ser humano dedicado a la administración y a la atención populares debe conservarse en el fiel de la balanza y preocuparse en serio en no perder el sentido del equilibrio, así como entender que existen leyes, códigos y jurisprudencia en todas las entidades, razones por las cuales precisa cumplir estrictamente con la ley, siendo éste su deber imperioso.

 

                Estadista valioso es el que no está de acuerdo en los elogios que le brindan porque muchos carecen de sinceridad; entiende que es mejor la buena voluntad  que la demagogia y, en consecuencia, deja de lado los ditirambos y pondera el amable desdén. Otra de las características más importantes, es que debe tener suerte y catadura para evitar a los galopines, truchimanes y trapisondistas.

 

Es una exigencia pública el que se conozca a todos los políticos y el pueblo se entere cómo viven, qué negocios tienen, qué hacen y cuáles son sus secretos idas  y regresos; el político impedirá la murmuración de quienes lo rodean, con el fin de eludir los malos pasos, por lo que verá cara a cara en una conversación con el parcial suyo de vida sospechosa. Es importante no aceptar las cortesías ni los grandes elogios, porque se sabe que el hombre p a banquetesrasistir a banqueptyiones y tambin la faz serena para que cubra sus dolores ulgaridades y saber charlar sabiamente público debe asistir a banquetes y comidas, así como tiene que hospedarse en provincia o en casas de amigos.

 

                Con base en lo anterior, dice Azorín que ni la contradicción es señal de falsedad, porque todo cambia en la vida y en otro sentido tiene que evitar las vulgaridades y saber charlar sabiamente para destacar entre los hombres modestos y sencillos. Es primordial que visite pueblos del país y platique con los habitantes para recoger sus necesidades y observaciones.

 

                Todo hombre público enfrenta problemas, pero debe contar con la faz serena para que cubra sus dolores íntimos, pondere sus decepciones y esconda sus amarguras.

 

El político debe servir íntegramente al pueblo.

 


SALDAÑA Y LA ORATORIA

 




 
Por Guillermo H. Zúñiga Martínez

 

         Cuando Jorge Isaac Saldaña Hernández contaba con veintiún años de edad, le encantaba participar en los concursos de oratoria a los que convocaba el periódico El Universal y estaba muy presente en cada uno de ellos. Ganó el certamen celebrado en Xalapa en 1952; se convirtió en triunfador auténtico, porque hablaba muy bien y había practicado los tonos, la mímica y la gesticulación, de tal manera que tuvo el privilegio de representar a  Veracruz en la contienda nacional.

         El licenciado Guillermo Tardiff señala que, con éxito sin precedente, tuvo lugar la eliminatoria final del concurso de oratoria del Estado de Veracruz el 2 de junio del año citado. Es interesante saber que este arte era muy admirado por la juventud y se invitó a un torneo que tuvo lugar en el teatro Sebastián Lerdo de Tejada, precisamente aquí, en la ciudad de Xalapa. Se trataba de un edificio muy interesante porque contaba con luneta, palcos y galería y lo habían edificado en la esquina de Clavijero y Altamirano.

En esa fiesta verbal asistió el gobernador de la entidad, porque Marco Antonio Muñoz era muy elegante y talentoso para gobernar. Lo designaron Presidente del Jurado Calificador; lo acompañaron el rector de la Universidad Veracruzana, Lic. Arturo Llorente González, el Lic. Mario de la Cueva, director de la escuela de jurisprudencia de la UNAM, el Lic. Pedro González Limón, Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Veracruz, el Dr. Gustavo A. Rodríguez, hombre culto, buen escritor y cronista de la ciudad de Xalapa en esa época, el señor Higinio Corro y el campeón internacional de oratoria Gonzalo Vázquez Colmenares, uno de los retóricos más brillantes de aquellos tiempos.

         En las pruebas anteriores habían destacado jóvenes como Roberto Hiram Sánchez López, que tenía fama estudiantil por su postura ideológica y en ese entonces estudiaba en la escuela secundaria de bachilleres de Xalapa; su generación recuerda que habló sobre Miguel Hidalgo, llamándole Padre de la Patria. También participó Jorge Saldaña, que ya estudiaba en la facultad jurídica, su tema giró alrededor de la democracia en América.

         Otros concursantes fueron Gregorio Andrew Muñoz, de la Facultad de Comercio, quien de manera culta escribió y memorizó un discurso sobre la herencia de la revolución mexicana; sorprendió la elocuencia formidable de Nohemí Rodríguez de la Vega, de la escuela secundaria y de bachilleres de Coatzacoalcos, habló sobre la solidaridad americana. También anhelaban ganar Carlos Delgado González de la escuela secundaria de Alvarado, quien disertó sobre la grandeza nacional y la dignidad internacional de México; Esteban Ruiz Ponce, joven que dedicaba su tiempo a estudiar, leer libros y reflexionar, apenas cursaba la escuela secundaria de bachilleres de Córdoba, quien destacó la belleza del paisaje mexicano, con los años brilló de manera excepcional como catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM ; Raúl de la Huerta Valdés, de la facultad jurídica, expresó tesis muy interesantes sobre la importancia del color y el descubrimiento de América; María Rosas Armas fue un regalo artístico, venía de Orizaba y había reflexionado muy bien sobre la importancia de la provincia en la vida nacional y, de Poza Rica, Federico Cruz Castellanos razonó sobre la juventud y la universidad.

         Cuando el jurado calificador ponderó las intervenciones, llegó a una conclusión formidable y dijo al público que, evaluada la participación de los oradores, el primer lugar, sin lugar a dudas, pertenecía al nacido en Banderilla, Ver., Jorge Isaac Saldaña.

         Ya en el concurso nacional, destacó el representante del Estado de  Veracruz, porque habló con gran elegancia; utilizó voz suave y cadenciosa y desarrolló un parangón entre los paisajes y bellezas de Veracruz y San Luis Potosí, para hermanar en un solo elogio a las dos huastecas. En esa lid no pudo vencer nuestro homenajeado, alcanzó sólo el tercer lugar y triunfó el hermano de Gonzalo, Genaro Vázquez Colmenares, quien estudiaba el tercer grado de derecho en la UNAM y contaba con 21 años de edad; en ese mismo año, fue campeón internacional.

         La voz y la palabra de Jorge Saldaña se siguieron escuchando todo el tiempo en la radio, la televisión y en diversos foros con el talentoso verbo que siempre demostró en su vida. Ahora, por su relevancia como comunicador que colocó a Banderilla en el mapa mundial, porque llevó el recuerdo de su terruño por todas las naciones donde realizó su trabajó, sería conveniente analizar la pertinencia de que su nombre se le diera al municipio donde nació, para que se identificara como Banderilla de Saldaña en lo sucesivo.

         Descanse en paz.





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“EL TECLAS” Y LOS TACOS DORADOS

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez


Evoco con mucho cariño la actitud de mi hermana Dora quien deseaba que un servidor se dedicara al estudio. Resulta que en alguna ocasión, por el año de 1956, me pidió que la acompañara a la academia Teodoro Kerlegand, de esta ciudad. Era un colegio particular y los maestros enseñaban, según lo recuerdo, aritmética, gramática, historia y sometían a los alumnos a la habilidad manual para escribir con rapidez y precisión en las viejas máquinas Remington,  también les brindaban la enseñanza de la taquigrafía, actualmente casi en desuso, ya pocas personas poseen este conocimiento antiguo y muy útil para el trabajo académico y burocrático. Asistí a clases y era atento a las explicaciones de los profesores, pero comprendí que los datos que entregaban a los alumnos eran propios para contadores privados.

En pocas semanas deserté y dejé ese plantel, ubicado a un costado del parque Juárez, en la calle José Joaquín Antonio Florencio de Herrera y Ricardos, personaje que nació el 23 de febrero dde 1792 y entregó su existencia el 10 de febrero de 1854; fue amigo de Antonio López de Santa Anna, quien siendo presidente pedía licencias constantes y tres de ellas las cubrió el xalapeño.

                Quiero mencionar que los estudios técnicos que allí se impartían, tuvieron una enorme influencia entre la juventud porque servían para persuadir a los jóvenes de la importancia que tenía trabajar en la administración pública o en compañías privadas.

La verdad, no me convenció la tendencia pedagógica que practicaba esa institución; de taquigrafía, sólo aprendí la forma de escribir mi nombre y por cierto jamás lo he olvidado.

Asistía temprano a clases pero, cuando faltaba un profesor, me salía a caminar por el parque. Rememoro con mucha claridad que visitaba el puesto instalado exactamente en la esquina de la calle citada y Úrsulo Galván, porque se encontraba desde aquel entonces el señor Luis Hernández, mejor conocido como el “Teclas”, un destacado paisano que se ha caracterizado por ser muy trabajador, nacido en Xalapa el 18 de noviembre de 1934  y que se ha mantenido en la misma actividad durante 65 años.

El “Teclas” tiene muchas amistades que lo recordamos con gratitud ya que preparaba los tacos de una manera especial. Sé, dado que no es correcto esconder lo que ha pasado en la evolución de la economía, que en aquella época eran de más de 20 centímetros, estaban bien rellenos de alimento y de lo más sabroso, la crema que le colocaba encima, así como la salsa verde, que era exquisita. Resulta que allí, cada mañana, la enorme cantidad de clientes terminaba con la preparación de la taquiza y las tortas, tarea que sigue realizando nuestro amigo vendiendo sin pena alguna el mismo producto aunque de tamaño menor, es más creo que ahora no llega a 10 centímetros la tortilla  acacalada que ofrece cotidianamente a los consumidores; pero lo fascinante es que el “Teclas” sigue disfrutando su estatura, porque es muy bajito –apenas 1.45 metros-, sus ojos grandes y desorbitados, asi como su sonrisa plena y llena de entusiasmo y de respeto para todos.

                Los viejos alumnos de la academia Kerlegand, así como los trabajadores de diversas negociaciones siguen acordándose del “Teclas”, pero principalmente de la comida que prepara con maestría, aunque sigue utilizando la misma vitrina de hace muchísimos años, pero eso sí: ha reducido las porciones debido a los costos y al aumento de precio que han tenido la tortilla y los condimentos que utiliza para seguir promoviendo el disfrute de los tacos y el torterÍo. “Nomás fíjate, antes costaban 50 centavitos y ahora salen en siete pesos cada uno”, comenta Luis, quien no tiene hijos pues nunca se casó, aunque ha tenido amoríos con muchas mujeres de barriada.

                Cuando mis recuerdos me llevan hacia el interés de mi hermosa hermana Dora María, aprecio que desde que era un chiquillo deseaba que me preparara, pero preferí ir a realizar tareas de carácter manual y luego ejercer trabajo en la tienda de don Víctor Landa López, oriundo de Tepetlán, establecida  en la calle de Revolución número 56 donde crecí como joven, pero dedicado a ejercer la fuerza física todos los días.

                Después de estar detrás de un mostrador y de conocer por las tardes y las noches el funcionamiento de las escuelas nocturnas, pude encontrar una vocación nueva y llena de responsabilidad que se basa en el estudio y en el trabajo intelectual cotidiano para servirle a la sociedad con mayor eficacia en su desarrollo y prosperidad. Pero no me olvido del “Teclas”.

                Las instituciones educativas no han perdido la memoria, pero también están    presentes la mirada amplia y la sonrisa sincera y cordial de un xalapeño que provoca la satisfacción de muchos ciudadanos con los productos que ofrece diariamente en aquella esquina histórica.

AMARGA EXPERIENCIA EN SUDÁFRICA


Por Guillermo H. Zúñiga Martínez


                Es realmente preocupante el fenómeno social y educativo que se escenificó en la Universidad Sudafricana de Johannesburgo.  Su origen se localiza en la desesperación por acceder a la educación superior y demandar un derecho que debiera ser universal para que quienes quieran superarse tengan la oportunidad de hacerlo.



                Reclamar atención y guías para proseguir estudios universitarios es algo totalmente natural; además, plausible porque la juventud se exhibe como inquieta y decidida a estudiar y a construir su propia vida en medio de un mundo  que exige, para tener éxito, la preparación académica.



                Hace unos días, asistieron cientos de muchachos a la Universidad antes citada para pedir que les abrieran las aulas, así como les permitieran tener lo que ellos llaman “una plaza de estudiante” y recibir los beneficios de las enseñanzas de los maestros que laboran en aquella institución; mas, faltó sensibilidad, diligencia y, lo que es peor, disposición de las autoridades para dialogar con los interesados y encontrar conjuntamente una solución para satisfacer aspiraciones tan legítimas, por lo que al no ser escuchados, y menos asistidos, se apoderó de ellos la angustia, que poco a poco se fue haciendo colectiva hasta que se movilizaron irracionalmente configurando lo que la BBC de Londres llamó “una estampida mortal” que arrojó como resultado que una mujer haya entregado su vida y más de veinte personas sufrieran heridas en sus cuerpos porque el campus de la Universidad no es suficiente para acoger a estos grupos ávidos de ilustrarse, ni para superar el problema que tienen enfrente.



                El incidente, penoso por cualquier ángulo que se le mire, tuvo lugar cuando miles de sudafricanos -muchos de ellos acompañados por sus padres-, se habían formado para lograr un lugar en ese centro educativo. A decir de Milton Nikosi, periodista distinguido, lo sucedido pone de relieve la dificultad que encuentran los interesados en ser alumnos dentro del sistema de educación superior de aquella Nación.



                Por otra parte, esa situación, que es una realidad innegable, ha ido empeorando en los últimos tiempos por el creciente desempleo que afecta a más del 50% de los jóvenes en edad de laborar.



Al observar este panorama internacional, es de admirar la forma en que el gobernador Javier Duarte de Ochoa ha decidido atender a los que desean ser universitarios, porque en esta entidad se trabaja denodadamente para satisfacer sus demandas y, cuando en algunas instituciones no se da el cupo por problemas inherentes a su tamaño y presupuesto, entonces se buscan otras opciones pero siempre respetando el derecho no tan sólo de los escolares, sino también de los adultos, y la mejor forma de lograrlo es localizar los requerimientos, analizar las circunstancias, las perspectivas y encontrar conjuntamente, población y autoridad, las soluciones que permitan el desarrollo, crecimiento y adelanto de aquélla en los quehaceres del aprendizaje.



                Sudáfrica es un país lejano a nosotros, pero las necesidades que están registrando en aquellas latitudes no nos resultan distantes sino que también son propias de una sociedad como la veracruzana que está buscando ansiosa y constantemente las formas de hallar procedimientos, actitudes y condiciones para lograr los objetivos que acaricia día a día para transformar su existencia.



                Lo más interesante que podemos encontrar en este tema, es reflexionar de qué modo se puede ofrecer una educación que se fundamente en la autogestión social y los pormenores  para organizarse y alcanzar esos fines, sin lastimar a nadie porque tiene que hacerse dentro de una convivencia y una atmósfera que faciliten la armonía ciudadana para conseguir los ideales de la educación superior. Para nadie es una rareza saber que en este Estado Libre y Soberano, habitan cuatro millones de ciudadanos que, lamentablemente, no han tenido acceso a ninguna licenciatura por razones de aislamiento,  pobreza, desempleo o desinterés y desconocimiento de lo que se puede lograr cuando interviene la voluntad para atreverse a hacer suyo el saber.



                Lo que sucede en Sudáfrica debemos conocerlo y valorarlo porque se debe evitar en otras partes del mundo, ya que es francamente penoso que haya problemas, pérdida de vidas y de integridad física por luchar en pos de un lugar para recibir educación cuando ésta debe utilizarse para privilegiar la imaginación y la inteligencia, así como sembrar semillas de confianza entre los pobladores para avanzar con base en sus propias posibilidades.
















SOLIDARIDAD Y EDUCACIÓN
Por Guillermo H. Zúñiga Martínez

            Para el ministro español Ángel Gabilondo, a la educación se deben la inclusión, la equidad y la igualdad sociales, aspectos de fondo que no ha hecho nadie ni nada, razón por la cual considera que es la mejor política que deben ejercer los gobiernos del orbe.

            Coincido con él cuando también afirma que la peor de las exclusiones es aquella que niega a los ciudadanos acceder al conocimiento. En efecto, el verdadero patrimonio universal es el saber mismo, que se encuentra en todas partes y se hace más accesible cada día por la existencia de los nuevos inventos tecnológicos que han franqueado, a través de las computadoras y la Internet, una ventana luminosa que basta con abrirla para asomarse al universo.

            El funcionario, al sostener una plática sobre el ámbito educativo en la ciudad de Bilbao, no dejó pasar la oportunidad para tratar de influir en la audiencia y los lectores de su mensaje, cuando enfatizó que no debemos abandonar los valores como el de la solidaridad, término que se ha empleado en México dentro de un programa gubernamental -que por cierto fue exitoso en la época de Salinas-, o como una expresión coloquial porque en realidad la palabra solidaridad significa lograr la unión de los seres humanos en todos aquellos asuntos que competen directamente a su bienestar.

            Para Gabilondo, perder una elección política tiene muchas explicaciones y causas que están relacionadas principalmente con la preparación y las convicciones de los ciudadanos. Pero para él eso no tiene importancia; en cambio, cuando la sociedad pierde sus ideales y deja de acariciar sus anhelos, sobrevienen las crisis generalizadas que dan al traste en el mismo seno de la convivencia social.

Ángel Gabilondo ha sido militante del Partido Socialista Obrero Español; obviamente, defiende los postulados de ese organismo político y hace hincapié en que  sus estatutos y dirigentes han sido fundamentales para la lucha por la universalización de la educación, lo cual ha permitido que, actualmente, en España asistan a los planteles escolares 9 millones de alumnos; de ellos, 1 millón 600 mil son universitarios. La cantidad lo enorgullece pero ahora su preocupación es trabajar por la calidad en la formación cultural, técnica y científica.

En otra parte de su interesante intervención, proclamó que la educación debe estar en el corazón de Europa. Para mí no tan sólo en el viejo continente, sino en todo el mundo.

Sin embargo, se advierte entristecido por la derrota contundente del PSOE  y el ascenso del oriundo de Santiago de Compostela, Mariano Rajoy Brey, a la primera responsabilidad política de aquel país.

            En España, las líneas políticas se han dividido principalmente en dos: las finalidades que persigue el PSOE y las que viven y se desarrollan en las comunidades autónomas dirigidas por el Partido Popular. En un dejo de crítica y -para mí- insatisfacción, Gabilondo aborda lugares comunes cuando nos quiere enseñar que las políticas sociales son de la gente y no del gobernante.

            El servidor público que hoy me ocupa también exalta la necesidad de mantener la educación plenamente gratuita y universal; lo único que habría que preguntarle es si allá los ciudadanos no pagan impuestos, que son exactamente los recursos que utiliza el gobierno para cubrir las prestaciones, salarios y derechos de los trabajadores vinculados con el ámbito educativo, por lo que su propuesta sería plausible siempre y cuando no se cobraran cargas fiscales a los habitantes, para aprender entonces cómo aquel país se atrevería a postular una educación con esas características.

            Lo que fue interesante en Bilbao es que, en el mismo acto donde habló Gabilondo, pidió hacer uso de la voz la consejera vasca de educación, Isabel Celaá, quien dijo que “comer semillas de las cosechas futuras es lo que está haciendo el Partido Popular en las comunidades que gobierna”, expresión un tanto cuanto ininteligible porque no se pueden asimilar frutos que no se han cosechado, razón por la cual sus expresiones palidecieron ante la argumentación de Gabilondo.

            Como se puede colegir, en muchos países  se dan diferencias muy claras en cuanto a las finalidades que debe perseguir la pedagogía, por lo que no es vacuo insistir en que se requiere llegar a un acuerdo nacional para que todos caminemos por los mismos senderos que nos conduzcan hacia el éxito y la plenitud educativa.













COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez


En las conversaciones que sostengo con diversos grupos sociales, más aún cuando hablo con campesinos, obreros y mujeres del pueblo que son tan amables en escuchar planteamientos y mensajes propositivos, siempre insisto que la Constitución General de la República es una obra que necesitamos consultar diariamente como única forma de conocer, apreciar y valorar lo que son nuestros derechos. En verdad que los primeros artículos de la Constitución configuran un poema jurídico que se debe saborear a cada instante.

La manifestación de las ideas -expresa el artículo sexto de nuestra Carta Magna-, no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado.

Creo que es conveniente e inaplazable que las autoridades educativas y gubernamentales difundan por diversos medios el contenido de esta redacción espléndida de los Constituyentes de 1917, porque es aquí donde el ciudadano debe reflexionar en que cuanto expresa o desea que sepan los demás, no debe ser sinónimo de algún delito o que las mismas líneas o mensajes originen pánico, preocupaciones o inquietudes que afecten directamente a la familia y sobre todo cuando se trata de la niñez que será hoy y siempre la parte más delicada de la humanidad.

Muchas de las conductas que provocan problemas de carácter jurídico y social, encuentran su origen principalmente en la ignorancia o en la mala fe, porque cualquier intercomunicación personal o grupal debe estar fundada en valores y actitudes positivas, dado que la facilidad que existe hoy para platicar a través de las ondas espaciales, es de considerarse un patrimonio de todos, pero esos inventos y avances tecnológicos maravillosos es indispensable aprovecharlos en la convivencia y para cultivarnos.

Debo comentarles que las autoridades de Missouri, Estados Unidos de Norteamérica, han llegado al extremo de preocuparse por la promulgación de una ley que prohíbe estrictamente a los maestros establecer contacto con sus alumnos o ex alumnos, a través de Facebook por ejemplo.
Con base en esta legislación actual, los directivos de las diferentes instituciones educativas se han puesto a trabajar en el diseño de una política propia para regular las comunicaciones entre su personal y los aprendientes, misma que debe estar lista a fines de este año.

El asunto no es sencillo, no es algo que pueda resolverse con ocurrencias o declaraciones, estimo que tiene implicaciones verdaderamente serias que deben ser ponderadas, porque cuando estudié bajo la dirección del maestro Ignacio Burgoa Orihuela, un jurista extraordinario y bien recordado por los abogados mexicanos, nos enseñaba que una ley siempre es general, abstracta e impersonal, por lo cual no puede haber una legislación sobre un caso particular, sino que siempre debe abarcar aspectos de carácter global. En consecuencia, sería acertado convocar a especialistas e intelectuales que participen en paneles, conferencias o coloquios para que contribuyan con su sapiencia a encontrar una solución que facilite y permita la verdadera convivencia social, que es aquella que logra armonía, tolerancia, comprensión y respeto recíproco entre los seres humanos.

Esta ley a la que aludo, se ha considerado, allá en el estado de Missouri, como un esfuerzo para definir los límites de las relaciones entre maestros y discípulos pero con base en la utilización de los ordenadores actuales, cuando este tipo de relación sólo debe enmarcarse en el respeto y en las consideraciones que deben existir entre unos y otros. No es igual prohibir la comunicación entre maestros y escolares en asuntos de carácter cultural, técnico o científico, a que un aprendiente, hombre o mujer, demuestre falta de decoro o una desorientación a cargo de algún mentor, por lo que creo que estos asuntos pertenecen más al mundo de los reglamentos y circulares que a la legislación formal surgida de los congresos no tan sólo en Estados Unidos, sino en el mundo.













IMITACIONES POSITIVAS

Por  Guillermo H. Zúñiga Martínez

                Ignoro quién o quiénes informaron al Presidente Felipe Calderón Hinojosa lo que, gracias a la generosidad y apoyo del Gobernador Javier Duarte de Ochoa, se hizo aquí en Veracruz en materia educativa: el primer acto de gobierno de nuestro mandatario estatal estribó en entregar a los Diputados el Decreto a través del cual creó la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

El proyecto del Gobernador tiene características muy propias. Es una universidad del pueblo y en beneficio del pueblo; tiene la fuerza y la conciencia de servir a los que menos saben y a los que habitan en zonas marginadas. Para sorpresa de muchísimos veracruzanos, la semana pasada el C. Presidente de la República, carente de contexto y como una acción aislada de su gobierno, anuncia que creará “la Universidad Abierta y a Distancia de México que atenderá a grupos sin acceso a servicios escolarizados”.

Si se estudia con cuidado esta disposición jurídica, es fácil advertir que se trata de una acción similar a la que se hizo en la entidad, porque la norma federal tiene el propósito de responder a la demanda de los mexicanos en educación superior  y la coloca como un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaria de Educación Pública.

Es realmente asombroso que a nivel federal los abogados que rodean al Presidente otorguen a ese órgano desconcentrado autonomía técnica, académica y de gestión porque debió planearse, entonces, como organismo descentralizado.

Por otra parte, la institución en ciernes ofrecerá servicios educativos de tipo superior en la modalidad no escolarizada, mediante la utilización de las nuevas tecnologías y la comunicación, respaldados en redes de conocimiento y administrativas cuyas características serán flexibilidad, calidad y pertinencia.

                Es oportuno reconocer que el citado Decreto, ya elaborado, se envió a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria para su estudio, lo cual es correcto porque esa autoridad analiza y dictamina las regulaciones que pretenden emitir las dependencias del gobierno federal, a fin de garantizar que su impacto, en términos de beneficios sociales, sean mayores a sus costos. El organismo que se anuncia registra estas características: sus acciones se enfocarán a factores de edad, laborales, residencia, económicos y sociales o cualquier otro, exactamente lo que hace la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.

                En su fundamentación, el Presidente Calderón observa que con las tecnologías de la información pueden impulsar nuevas modalidades no escolarizadas para la impartición de clases en el nivel superior y que, además, es necesario garantizar accesibilidad y equidad en esa materia.

                La Universidad que creará  el C. Presidente de la República, expedirá certificados, títulos y grados académicos, así como constancias y diplomas a quienes hayan concluido estudios conforme a sus planes y programas.

                Los representantes  del organismo estarán obligados a reflexionar sobre la creación de sistemas de apoyo a estudiantes de escasos recursos económicos que cumplan con los requisitos que se exigirán. También dispondrán de facultades para celebrar convenios y acuerdos con otras instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras.

                En otras palabras, sus funciones son semejantes a las de la nueva universidad que acaba de surgir en Veracruz, lo cual es motivo de satisfacción, y se espera que sus actividades tengan la misma visión y sensibilidad que le ha impreso el gobernador de la entidad porque al ordenar el surgimiento de la institución estatal lo hace con un extraordinario sentido social y con el deseo ferviente de educar a sus gobernados.

                Lo deseable es que no se vayan a basar en la enciclomedia, que fue un auténtico fracaso  en el gobierno del Presidente que la historia registra como el más ignorante que ha habido y que se llama Vicente Fox, o en los acuerdos que firmó Josefina Vázquez Mota -cuando ocupó brevemente la Secretaria de Educación Pública-, con universidades españolas precisamente en las fechas en que se celebrara el Bicentenario de la Independencia Nacional, seguramente para enfatizar la dependencia cultural de nuestros días.

                Estos proyectos educativos deberían ser consensuados, originarse como producto de talleres y seminarios o congresos, para efecto de que tuvieran una verdadera justificación, porque es un contrasentido crearlos, cuando de antemano están descalificando el triste papel que, como Secretario de Educación, viene realizando Alonso Lujambio, quien no ha podido dar los resultados que merece este país en materia de difusión cultural en beneficio del pueblo.