LUZ CLARA, MAESTRA XIQUEÑA

Por Guillermo  H. Zúñiga  Martínez

  Hace unos días tuve el privilegio de visitar el risueño y laborioso pueblo de Xico. Acompañé a Ramón Durón Ruiz a una ceremonia en la cual fue presentado su libro “Siete Maravillas para tu Felicidad”; participó como expositor -a invitación de mi amigo el Alcalde  Luis Alberto Pozos  Guzmán-,  el destacado maestro José Delfino Teutli Colorado, oriundo del lugar.
El acto se desarrolló en la Escuela Preparatoria, y cuando habló El Filósofo de Güémez, el público se despabiló y soltó las risotadas sinceras que arrancó al tocar la mente y el corazón de sus escuchas.
Al salir del plantel, tuve la oportunidad de saludar a Amado Manuel Izaguirre Virués, quien bondadosamente me entregó un par de obras de su autoría y fotocopia de algunas páginas de un libro que compendió y editó el maestro Leonardo Pasquel, xalapeño excepcional; obviamente impreso en la Editorial Citlaltepetl en el año de 1975, y titulado “Cincuenta Distinguidas  Veracruzanas”.
En la página 115 de ese texto, inicia Pasquel la descripción sobre la importancia de la obra educativa de Luz Clara Quiroz González, mentora de quien el próximo día 16 se cumplirán 125 años de nacida precisamente en Xico. Se trata de una de sus hijas más brillantes, de las pocas mujeres que llegaron a la escuela Normal Veracruzana en 1905, donde cursó la carrera con las mejores calificaciones; fue alumna disciplinada en la ejecución de tareas; estudiaba con seriedad y demostraba constantemente su vocación por ejercer el magisterio.
Logró darse a conocer y destacar en la comunidad académica; la respetaban sus compañeros y la estimaban sus maestros; una tendencia que afloraba en ella era el ejercicio de la didáctica, porque lo que más le entusiasmaba eran las formas de transmitir el conocimiento; le interesaba hacer del estudio y la enseñanza, prácticas inmersas en el disfrute y el placer del saber. Las clases, para ella, significaban una verdadera fiesta.
Cuando egresó de la benemérita institución, se le envió como directora de escuela a Temapache, en plena huasteca, donde de inmediato supo captar el cariño y respaldo de los padres de familia y principalmente de sus educandos, porque se prodigaba en el cumplimiento de los planes y programas de estudio, visitaba a sus alumnos en sus hogares y dialogaba constantemente con los miembros de la comunidad.
Un buen día le comentaron al Gobernador del Estado, Don Teodoro  A. Dehesa Méndez, que en Medellín hacía mucha falta una maestra con las características de Luz Clara, y fue cambiada de adscripción a ese municipio; posteriormente, allá por 1914, justamente durante la invasión norteamericana, fue trasladada al Puerto de Veracruz. Cuentan algunos historiadores que los yanquis trataron de cooptarla, para lo cual le ofrecieron ciertos privilegios, pero ella los rechazó  y sin pedir remuneración alguna siguió trabajando con sus aprendientes en casas particulares. Fue tan sonado su caso que, años después, el señor licenciado Andrés Baca Aguirre, a la sazón Presidente de la Junta Patriótica de Beneficencia de Veracruz, se preocupó por organizarle un merecido homenaje, mismo que aceptó con la humildad que la animaba.
Cuando gobernaba la entidad, el General Cándido Aguilar recibió informes muy elocuentes de la calidad pedagógica de Luz Clara, lo cual le motivó a hablar con ella y suplicarle fuera a Córdoba a prestar sus servicios para que la riqueza de sus enseñanzas inundara la inteligencia de la niñez de aquel lugar. En la Ciudad de los Treinta Caballeros permaneció hasta 1928.
El Coronel Adalberto Tejeda tuvo noticias muy positivas de tan ameritada maestra y la citó a palacio de gobierno para pedirle se incorporara a la Dirección General de Educación Popular cuyo titular era el excelente maestro Luis Hidalgo Monroy. A esa dependencia le sirvió Luz Clara con grandes resultados, porque su saber se expandió por toda la entidad.
Cuando se celebraron los 75 años de existencia de la Escuela Normal Veracruzana, se organizó una ceremonia trascendental en la cual estuvo presente el Presidente de la República, Lic. Adolfo López Mateos, quien le impuso la medalla Al Mérito Docente, acto protocolario que presenció, entre cientos de maestros, el mismo Lic. Leonardo Pasquel.
Considero con sinceridad que se hace necesario que el H. Ayuntamiento de Xico le rinda un homenaje póstumo a tan ilustre educadora, para recordarla por siempre como hija predilecta de esa tierra de ensueño poblada de talentos.