IMPORTANCIA DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

Por Guillermo H. Zúñiga Martínez



Desde siempre, el Gobierno de la República ha sido apocado y tibio para fomentar la investigación científica y tecnológica. Las autoridades dan la impresión de no querer explorar la capacidad de los mexicanos, el innegable talento esclarecedor que fulgura entre ellos, como si dejarlos a un lado fuera motivo de orgullo o de justificación. La realidad nacional es triste en cuanto al abandono en que se tiene a las inteligencias superiores de México.

Fueron los Tratados de Bucareli, firmados en la época de Obregón (por cierto en un vagón de ferrocarril) los que registraron algunos compromisos del Gobierno Federal para no incursionar en áreas técnicas que tenían prioridad en los Estados Unidos; lo que estaba en juego era el reconocimiento oficial al Gobierno obregonista. Después de ese episodio, sucedieron muchos fenómenos de carácter sociopolítico que permitieron observar la enorme capacidad de los trabajadores nacionales.

Cuando se realizó la expropiación petrolera en 1938, los obreros se dieron a la tarea de investigar, aprender y atarearse para hacer que la empresa creada (PEMEX) funcionara para bien del país. Hasta la fecha, ni más ni menos ha sido la fuente fundamental de la economía, dado que las divisas que origina el oro negro son la base y el respaldo al crecimiento económico, ya que no nos hemos preocupado por encontrar nuevas formas de financiamiento que pudieran, en un momento dado, sustituir lo que significa el precio del crudo en nuestros días.

Es incuestionable entonces que los mexicanos, hombres y mujeres, son muy inteligentes y lo único que ha faltado es una política congruente que estimule, no tan sólo a los jóvenes como expresa Carlos Fuentes, sino a los niños, a los adolescentes y a la población abierta, porque en cualquier parte del México entrañable hay personas con capacidad innegable para sobresalir en los diversos campos de la tecnología, la ciencia, la investigación y la cultura.

Hace unos días el Instituto Veracruzano de Educación Superior convocó al Primer Concurso Estatal de Ciencia, Investigación y Desarrollo Tecnológico y lo hizo en colaboración con la Asociación de Centros de Estudios Particulares del Estado de Veracruz que coordina el Ing. Armando Notario Iparrea y con el Instituto de Ciencias Avanzadas, a cargo del Biólogo Omar Pensado Díaz.

El certamen fue muy bien recibido por diferentes centros de estudios y ciudadanos, al grado que se presentaron más de 40 proyectos.

La realidad es que hay trabajos demasiado importantes como son 3 que a continuación menciono: “Remoción de Compuestos Metálicos Mediante el Desarrollo de Membranas Híbridas Poliuretano-queratina extraídas de un Residuo Agroindustrial”, exhibido por Verónica Saucedo Rivalcoba, del Tecnológico Superior de Tierra Blanca; el “Diseño de Aprovechamiento de Residuos Agroindustriales en la Producción de Nanopartículas de Óxido de Silicio a partir de un Bioproceso de Vermicompostaje como Alternativa de Sustentabilidad en los Agrosistemas”, presentado por Adolfo M. Espíndola González, también del Tecnológico Superior de Tierra Blanca; y el “Proyecto de Control de Iluminación Vía Internet por Realidad Virtual (CIVI-RV)”, presentado por Jonathan Moctezuma Gómez y Daniel López Morales, ambos estudiantes del Instituto Tecnológico de Misantla.

Ante este panorama de creatividad, el siguiente paso que debe dar Veracruz, es seguir apoyando este tipo de encuentros de carácter técnico científico y escoger los que merezcan ser patentados, a fin de firmar convenios de colaboración con la iniciativa privada y otros sectores sociales, para efecto de que se industrialice la producción y se pongan al servicio del público.

Me parece desesperante cómo existen –sin ser aprovechados- proyectos y descubrimientos que pudieran tener gran utilidad para la industria, la agricultura, la ganadería, la medicina y otras áreas del conocimiento y actividad humanas. Es indispensable diseñar una política muy concreta para resaltar estas áreas, obtener y disfrutar la riqueza que es producto de la imaginación y capacidad de los veracruzanos.

Al dejar solos a los jóvenes y a los ciudadanos, lo que se produce, por cierto con la mayor facilidad, es la llamada fuga de cerebros, para que sean otros países -con más interés en la ciencia, la investigación y la tecnología- los que aprovechen la riqueza cognitiva de nuestros paisanos, porque es muy común que se critique su actitud cuando buscan nuevos horizontes para su desarrollo, pero si en su propia tierra les hacen el vacío, resulta perfectamente explicable su conducta.

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